GENIOCRACIA Y FASCISMO
Todo el mundo habla de fascismo, pero pocos saben en realidad lo que es.
Así pues, informémonos en el diccionario:
"Fascismo: dictadura de un partido único"
La Geniocracia, por tanto, no puede ser considerada como un sistema fascista,
ya que, bajo tal régimen,
genios de izquierda o de derecha pueden formar parte del gobierno y representar en él a partidos de todos los colores políticos, contrariamente al fascismo, que se caracteriza por la existencia de un partido único, prohíbe la existencia de otros partidos y forma un gobierno compuesto únicamente por miembros de un único partido legal.
Puede decirse que el fascismo existe actualmente también en China y en otros países similares, al igual que existió en U.R.S.S., Chile y, donde sólo está autorizado legalmente un único partido.
GENIOCRACIA, ELITISMO Y ARISTOCRACIA
"El hombre, a nada sobre la Tierra le teme tanto como al pensamiento; le teme más que a la ruina e incluso que a la misma muerte." Bertrand RUSSEL.
En nuestra época, existe un poco la tendencia a hacer de la inteligencia una enfermedad vergonzosa. Ante las flagrantes injusticias que han existido (y que todavía existen...), tratamos de crear una sociedad más igualitaria.
Pero si bien no podemos más que alegrarnos de que nuestra antigua civilización vele por la igualdad de oportunidades de todos los hombres para realizarse y desarrollarse plenamente, sin embargo, sí tenemos que reaccionar cuando constatamos que, bajo pretexto de una igualdad total, absoluta y a cualquier precio, no se tiene más en cuenta la opinión de los genios que la de los retrasados. Esto es lo que hace salvaje a la democracia.
Sí a la igualdad de oportunidades para realizarse y desarrollarse plenamente, pero no a la igualdad de opiniones sin tener en cuenta el nivel de inteligencia de los que las emiten.
Los hombres deben nacer iguales en derechos, pero no nacen iguales en capacidades.
La desigualdad existe en el nacimiento, ¿por qué negarse a tenerla en cuenta?. Claro que se puede hablar de la existencia de influencias que pueden condicionar el pleno desarrollo de un individuo, pero, en un entorno igual, un genio sigue siendo un genio y un retrasado mental continúa siendo un retrasado.
Es indispensable que todos los niños se desarrollen en un entorno de igual calidad, pero éste debe adaptarse a los genios y superdotados a medida que se vayan revelando entre ellos, y no debe excluir la valorización de este mineral excepcional: los genios, sabios, y creativos
Se nos asusta constantemente con la idea del espantapájaros del genio loco que quiere convertirse en dueño del mundo o hacer estallar el planeta, para así intentar desacreditar la inteligencia a los ojos de la población.
De este modo, se olvida que son precisamente los dirigentes actuales quienes quieren dominar el mundo, y que acumulan armas con las que lo ponen en peligro de destrucción. Justamente porque no son genios.
Y esto sin tener en cuenta que la Geniocracia no se concibe como la dictadura de un sólo hombre, sino como la creación de un colegio nacional y mundial compuesto de varios centenares de genios, sabios y creativos procedentes de todas las regiones de la Tierra.
Todos nosotros nos beneficiamos a diario de los resultados de la imaginación, de las reflexiones y del trabajo de los genios, sabios y creativos.
Durante todo el día, utilizamos objetos que existen solamente gracias al cerebro de hombres dotados de un cerebro superior a la media. Desde la bombilla eléctrica hasta el televisor, desde la bicicleta hasta el automóvil, desde el grifo de agua fría hasta la lavadora, desde la máquina de escribir hasta el cassette, desde el piano a la cadena estéreo, todos estos objetos que nos hacen la vida más fácil o más agradable se deben a hombres que, con su imaginación, supieron encontrar soluciones nuevas a los problemas dados.
Cualquier retrasado mental se sirve habitualmente de uno o varios de estos objetos sin ser capaz de comprender cómo funcionan, pero viendo cómo su vida mejora mediante su utilización.
Esto es normal. La Geniocracia quiere traducir lo que ocurre a nivel de objetos, al nivel del gobierno. Poner a los superdotados al servicio de los menos dotados, esto es la Geniocracia.
Si, en el momento en que se hicieron, hubiese habido elecciones democráticas para saber si se debían utilizar o no los inventos, prácticamente siempre habrían sido rechazados, y todavía nos desplazaríamos en carruajes de caballos por las calles de París.
El automóvil, la aviación, el tren, todos ellos fueron fuertemente criticados cuando empezaron a utilizarse, y si hubiera habido votación, seguro que habrían sido prohibidos.
Sólo los genios, que gracias a su imaginación ven más allá que los demás, son capaces de entrever las inmensas posibilidades de sus descubrimientos.
Lo mismo sucede hoy en día con las computadoras, el átomo o las manipulaciones genéticas.
¿Cómo puede pedirse a hombres que no son capaces de imaginar cómo será el mundo en el futuro que tomen decisiones para prepararlo?
Gobernar es prever, y hay que instalar en el gobierno a hombres capaces de prever y de actuar en consecuencia, aunque la mayoría de la Humanidad no comprenda por qué deben ser tomadas determinadas disposiciones.
Cuando un hombre ve su mano carcomida por la gangrena, se la corta para evitar que la enfermedad se extienda a todo su organismo, lo que supondría finalmente la muerte. La otra mano o la pierna no podrían tomar tal decisión.
Sólo el cerebro prevé el riesgo que se corre si se toma tal decisión algo más tarde, y da la orden al organismo de deshacerse del miembro enfermo antes de que sea demasiado tarde.
En una época como la nuestra, que prefiere la mediocridad a la calidad, existen palabras tabúes como elitismo, aristocracia o nobleza.
Estas palabras son tabúes porque las hemos utilizado para designar algo totalmente diferente a lo que designaban en un origen.
Antes de aceptar el hecho de ser tratado como elitista, es útil conocer el significado exacto de este término.
Veamos una vez más el diccionario:
"Élíte: lo mejor o más distinguido que existe".
La Geniocracia trata de instalar en el poder a los hombres más inteligentes, es decir, los genios, que son lo mejor que hay en materia de imaginación.
Por tanto, puede decirse que un régimen Geniocrático es un régimen elitista.
Es sorprendente constatar cómo aquellos que encuentran abominable todo lo que es elitista, cuando uno de sus hijos está enfermo, se apresuran a hacer todo lo que está a su alcance para que le curen los "mejores" profesores y los "mejores" médicos. Y que sea así es completamente natural.
La palabra élite ha sido utilizada durante mucho tiempo para designar una clase social económicamente privilegiada que, gracias a esta buena posición económica, podía adquirir un nivel de conocimientos superior a la media. Esta élite no nos interesa. Es la élite de la inteligencia y no la del dinero o del saber la que situará en el poder a un gobierno geniócrata.
Lo mismo sucede con la palabra aristocracia.
Tomemos una vez más el diccionario:
"Aristocracia: del griego aristos: excelente, y kratos, poder. Gobierno ejercido por la clase de los nobles.
Por tanto, aristocracia quiere decir: el poder excelente.
Tomemos otra vez el diccionario: Excelente: superior en su género, muy bueno, perfecto.
La geniocracia trata de instalar en el poder a quienes poseen una inteligencia excelente, muy buena, perfecta.
Por tanto, también se puede decir que la Geniocracia es una aristocracia.
Pero una vez más, no una aristocracia de dinero o de conocimientos, sino una aristocracia de la inteligencia.
El diccionario añade que la aristocracia era un gobierno ejercido por la clase de los nobles.
Miremos la definición de esta palabra:
Noble: de latín, nobilis, ilustre, que es de un mérito brillante.
La Geniocracia trata de instalar en el poder a quienes tienen el mérito de ser más inteligentes que la media, mérito que resplandece si está en él.
Por tanto, podemos decir que la Geniocracia es verdaderamente una forma de aristocracia, ya que trata de instalar en el poder a personas llenas de nobleza.
Pero de la auténtica nobleza, no la del dinero, ni la que se transmite por mediación de títulos, sino la de la mente.
Finalmente, aún existe otra palabra de la que merece la pena leer el significado en el diccionario.
Se trata de la palabra monarquía:
"Monarquía: régimen dirigido por un jefe de Estado elegido o hereditario, en quien reside la autoridad política".
Por tanto, podemos decir que los regímenes presidenciales democráticamente instaurados que conocemos, en realidad son monarquías, ya que de un solo hombre dependen decisiones eminentemente importantes (derecho de gracia, guerra nuclear, etc.).
La Geniocracia, sin embargo, prevé que ninguna decisión puede depender de un solo hombre, sino de un colegio de genios, sabios y creativos.
1 comentario:
Hijo, pues vaya un diccionario más raquítico que tienes. Cógete una enciclopedia, cualquier tipo de libro pulcro de historia y verás que fascismo=elitismo=geniocracia?=tecnocracia.
Que no sois más tontos porque no estudiais más.
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